“Nosotros tenemos el conocimiento y queremos llevarlo hasta donde se necesita”. Leivis Púa, coordinadora operativa de la UNAB.
La Red Nacional Académica de Tecnología Avanzada, RENATA conversó con Leivis Púa, coordinadora operativa de la UNAB, y Silvia Medina, Gestora de relaciones públicas y empresariales, de la misma Universidad, sobre el laboratorio de innovación desarrollado por la Universidad Autónoma de Bucaramanga como medida para la reactivación de Santander después de la pandemia.
RENATA: ¿Cuál es la finalidad de los laboratorios de innovación implementados por la Universidad Autónoma de Bucaramanga, UNAB?
Leivis Púa: Este proyecto surge de la convocatoria que hace Minciencias, para que se ejecuten los proyectos de regalías. Nace como una solución a la vida de la gente y como impacto en el modelo de las regiones. Se formuló en medio de la pandemia del COVID- 19, donde sacaron un rubro específico para atender a problemáticas de la pandemia. Nuestro laboratorio entró a revisar qué dinámicas regionales había respecto a la economía, específicamente en la población campesina, ya que fue la economía más afectada.
Desde la Universidad se planteó crear los laboratorios de innovación, los cuales tienen la potestad de potenciar unas iniciativas con carácter innovador desde la comunidad del agro, para que pudiéramos aportar desde la ciencia, la investigación y la innovación, sus procesos de desarrollo económico y respondiendo a que toda la investigación que se hace desde las universidades, debe tener un punto de aplicabilidad, para generar cambios sociales y puesta al servicio de la sociedad. Nuestro laboratorio se estructura de la siguiente manera. Nosotros como entidad realizamos una convocatoria en la cual seleccionamos 10 iniciativas que debían tener un componente innovador para poderlos apoyar.
Los laboratorios de innovación básicamente, lo que hacen es tomar una idea y prototiparla cuantas veces sea necesario, hasta que arroje un producto mínimo viable, que sea una transformación consistente, que tenga un impacto económico, social y que garantice una cierta sostenibilidad. En ese orden de ideas, se han desarrollado varios laboratorios de innovación, donde las universidades juegan un papel muy importante; entre ellas podemos encontrar el laboratorio de innovación de la Universidad de la Sabana, la cual se encuentra interesada en todo lo que venimos desarrollando. De igual manera, nosotros como UNAB lo que quisimos fue tomar como público objetivo, personas que realmente estuviesen impactadas por la situación económica que dejó la COVID-19.
En estos momentos nuestro primer ciclo tiene nueve iniciativas, donde Silvia Medina (Gestora de Relaciones Públicas y Empresariales), acompañó todo el tema de selección de las mismas, lo cual arrojó un resultado maravilloso en cuanto a proyectos de innovación y actualmente estamos trabajando con estas personas para que ellos fortalezcan su estructura productiva y puedan integrar elementos científicos y de innovación. Adicionalmente, tenemos aliados de otras universidades para apoyar cada iniciativa y que estas tengan un desarrollo tecnológico y científico y que también esté sustentado sobre la posibilidad que tienen nuestro agro-emprendedores, para que ellos por sí solos puedan seguir haciendo innovación.
R: Cuándo habla de las iniciativas innovadoras, ¿Estas están abiertas para todos o específicamente para la comunidad agro?
Silvia Medina: En este momento solo estamos trabajando con la población agro, para la creación del concepto. Pero nosotros nos estamos apoyando en un grupo interdisciplinar de los cuales 40 aliados son universidades del departamento de Santander, el grupo interdisciplinar Reactivas de Santander y tenemos en esta primera etapa 60 agro-emprendedores. Nuestra meta final en este proyecto, es tener un grupo poblacional de trabajo de 120 productores.
R: ¿Cómo hacen para identificar esa comunidad agro desde el laboratorio y qué beneficios trae para ellos? Teniendo en cuenta que muchos no tienen relación con el mundo digital y otros dependen de un intermediario.
S.M: En este caso en específico, nosotros hicimos un plan de convocatorias y recorrimos varios municipios del departamento y estuvimos haciendo un acercamiento con nuestros agricultores y que claramente cumplieran con unos requisitos, como lo era que su idea estuviera en una fase secuencial o en desarrollo. Ya que, por tiempos, no podíamos tomar una idea desde cero. Con esos primeros requisitos, lo que nosotros hacemos es ir puliendo esa idea.
Después de hacer este proceso, hablamos con nuestros campesinos e interactuamos con ellos y miramos qué ideas innovadoras que aportaran a la reactivación del sector agro del departamento eran viables para trabajar con cada uno de ellos. Tuvimos un grupo que nos apoyó en la selección, ya que, al ser una convocatoria, se debía tener unos puntos de calificación y elementos específicos a considerar.
L.P: Adicionalmente a eso, la realidad que encontramos en las regiones y que es la misma a nivel nacional es que las personas están decepcionadas con el acercamiento que hacen algunas entidades con ellos, donde inician procesos de desarrollo y proyectos que al final no llegan a ser realmente prácticos para ellos.
Entonces, bajo la premisa Acción sin Daño, empezamos a hacer esos acercamientos, ya que para nosotros es importante que se consoliden redes de trabajo. Un laboratorio en vivo todos los días se está modificando y nuestro propio equipo de trabajo es un laboratorio. Lo que se planteó inicialmente cuando se hizo la formulación del proyecto, en la medida que hemos avanzado, conocido a las personas y sus necesidades, ha tenido que ser modificado.
Uno de los grandes retos al realizar estas convocatorias, fue hablar con una completa transparencia acerca de hasta dónde llegaba el proyecto y cuál es el alcance que puede tener a mediano y largo plazo. Poderles dar ese plus que se ha desarrollado desde la academia, que han desarrollado los investigadores con tantos años de trabajo y llevarlos a la práctica, a la vida real.
R: ¿Cómo logran uhacer esa fusión entre el agro, los recursos públicos, Minciencias y la UNAB?
L.P: Hacemos maromas. Con Minciencias tenemos una comunicación permanente porque ellos hacen la supervisión del proyecto ya que los fondos son del Sistema General de Regalías. ¿Entonces cómo funcionamos? La UNAB contrata, Minciencias nos supervisa y quien paga es el Ministerio de Hacienda. Todos los proyectos de regalías están trabajando de la misma manera, así que a las universidades no les entregan dinero para ejecutar los proyectos.
S.M: Algo muy acertado que hemos encontrado en el camino, es abarcar diferentes ambientes y públicos para un mismo objetivo. Entonces, el hecho de llegar a trabajar con investigadores que son docentes universitarios con doctorados, maestrías y lograr vincularlos con los agro-emprendedores como nosotros los llamamos y lograr esta sinergia, nos ha acarreado un pensamiento más allá de lo evidente y nos ha puesto en la necesidad de buscar estrategias.
Pero ha sido muy satisfactorio los espacios que hemos logrado de común trabajo y ver como la academia se puede unir con la realidad, costumbres y arraigos de nuestros campesinos. Entonces ver cómo ellos hacen las cosas por una razón en específico y cómo los investigadores les dan a ellos la razón desde su base científica es muy satisfactorio. Las estrategias de unir los sectores han funcionado.
R: ¿Qué beneficios trae para la UNAB ser pionero con este Laboratorio para el departamento, desde la innovación y la comunidad agro?
L.P: Nuestra ganancia no es económica, pero todas las universidades, especialmente la UNAB, son conscientes de la transformación del país. En ese sentido, para la universidad todos los beneficios son intangibles, posicionamiento por su puesto, pero sobre todo, probar lo que está trabajando la academia respecto a las realidades que tiene el departamento. Por ejemplo, nos acaban de aprobar dos proyectos más de regalías, en este momento tenemos siete aprobados y para la Universidad es un esfuerzo administrativo y gerencial, para ser responsables de estos recursos.
Pero los frutos que estamos viendo a mediano y largo plazo, es que la gente se está integrando cada vez más a los procesos de desarrollo, porque saben lo que la UNAB está haciendo, por que tiene bases científicas y la seriedad que tiene este proyecto y el acompañamiento que se ha trabajado con Minciencias, y sobre todo, al impulso a los grupos de investigación, a nuestros investigadores, a los profesores nuestros y de las universidades aliadas.
En general, lo más beneficioso para la UNAB, es poder ser parte de todo este ecosistema de innovación que se está moviendo, para poder generar espacios e invitar a otras universidades a que se sumen a la tarea de responsabilidad social más que lo económico.
R: ¿Cuáles han sido esos casos de éxito que se pueden mostrar no solo en el departamento, sino también en el exterior?
S.M: En el momento que el investigador planteó su proyecto y cuando ya estaba todo en marcha, pensamos que íbamos a llegar a los agro-emprendedores, vestidos prácticamente de astronautas. Pero gracias a todo el avance que hemos tenido y que muchas de las situaciones de nuestro contexto han mejorado, nos ha permitido tener un acercamiento muy profundo con esta comunidad y esto ha hecho que la evolución sea más grande donde hemos podido visibilizar más casos.
En este momento, yo podría decir que las nueve iniciativas que están trabajando con nosotros actualmente, han tenido un avance y un progreso exponencial. Por ejemplo, que ellos ya nos hablen de un prototipado, de co-creación, desde el emprendimiento con términos técnicos y que piensen no solo en el hecho de producir, sino de mejorar y constituirse como empresa, para nosotros ya es satisfactorio.
R: Cómo saben la UNAB es una de las entidades afiliadas a RENATA, desde esa premisa ¿Cuál ha sido el apoyo de la Red o qué recursos han usado para apoyarse en la construcción de este Laboratorio de Innovación?
L.P: Una vez revisada la oferta que tiene RENATA para ver exactamente donde podíamos ingresar y así fue como hicimos el convenio con la Red, porque obviamente nos interesa estar en el mapa. Y la razón por la cual nos interesa estar en el mapa, es porque nosotros queremos garantizar la sostenibilidad del laboratorio; pero sobre todo porque queremos hacer red con los laboratorios de otras universidades que quieran trabajar en lo mismo.
Una de las cosas que hemos visto y que nos motiva seguir trabajando con agro-emprendedores, es ver cómo las personas desde su ancestralidad, su conocimiento tradicional nos acoge y nuestra opinión y la de nuestros investigadores es bienvenida. Así que integrar a otras universidades o aliados, sería para la UNAB, un desarrollo exponencial, pero sobre todo para nuestros agro-emprendedores.
Es por eso que, desde la UNAB, vemos a RENATA como un socio, no solo para mostrar todo lo que se está haciendo, sino también para incentivar a nuestros investigadores para que compartan su conocimiento sobre los proyectos que se llevan trabajando a lo largo de este tiempo.
R: ¿Creen que, desde la investigación y la innovación, va haber un incremento de investigaciones dentro de la comunidad agro?
S.M: Es nuestro reto tener ese acercamiento con todos los públicos que pueden llegar hacer algo para la reactivación del sector agro, nosotros en esta crisis que tuvimos, logramos ser conscientes de la necesidad y la importancia que tiene este sector de nuestro país. Nosotros tenemos más de 1.500 unidades productivas agrícolas, donde nuestra economía se basa esencialmente en la agricultura y es para nosotros el reto; lograr mostrar la necesidad de acogida y de apoyo a nuestros agricultores.
Es por eso que queremos y esperamos, que con el acercamiento de los diferentes actores logremos ese verdadero apoyo, que los investigadores no solo se queden en sus diferentes universidades investigando o revisando libros, sino que se acerquen a la realidad que vivimos y acercarse a nuestros campesinos visibilizando la falta de oportunidades que tienen.
Fecha de publicación: 26 abril, 2022
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